Este jueves 6 de junio recibimos la buena noticia de que fue aprobada en primera lectura la resolución que solicita que se cumpla la lectura de la Biblia en todas las escuelas. Este logro de la cámara de diputados es digno de elogiar y sin lugar a dudas pone el nombre de Dios en alto y exalta el inigualable valor de las Sagradas Escrituras.
A pesar de que los críticos, ateos, ideologistas de género y cualquier otro grupo que se levante afirmando que ésta es una medida irrelevante, o innecesaria; sabemos plenamente que la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que una espada de dos filos. Son palabras no retornan vacía, sin haber logrado el propósito para el cual fueron enviadas.
Pero la enorme pregunta que debemos hacernos ahora es:
¿De qué manera será implementada esta nueva resolución en las escuelas?
¿Entenderán los estudiantes dominicanos las lecturas diarias de la Biblia?
¿Quiénes las explicaran?
¿Qué interpretación se le dará?
Pero sobre todas las cosas, lo qué más me preocupa es saber:
¿Le pondrán interés nuestros estudiantes a la lectura de la Biblia?
La verdad es que muchos de nuestros estudiantes de hoy, a pesar de tener toda la información del mundo a su alcance, no ponen mucho interés al estudio de los contenidos básicos del currículo dominicano, y sé que tampoco lo harán con la Biblia.
Para muchos la Biblia simplemente es un libro que no se puede entender, a otros los confronta y prefieren ignorarlo, y a algunos simplemente no les importa nada. Es por ello que debemos buscar nuevas ideas que generen un mayor atractivo en nuestros estudiantes, y de esa manera, dejar que la misma Biblia provoque la transformación que estamos buscando en ésta generación, que deja mucho que desear.
Es por razones como estas que Biblos Games viene a suplir nuevas ideas y estrategias que permitan logran la mayor atención en aquellos estudiantes desanimados y desinteresados. Biblos Games puede ser una valiosa alternativa para maestros de Formación Integral Humana y Religiosa y para todo el personal docente comprometido con hacer cumplir, no la ley aprobada por los diputados en el congreso, sino aquel mandato divino de ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura, enseñándoles que guarden todas esas cosas que Él había mandado.
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